Jesús pregunta por dos veces en el evangelio de Marcos:
- ¿Cuántas cestas llenas de sobras recogisteis? (en 8, 19.20)
Destaco que las cestas estaban "llenas". Y han sido colmadas con las "sobras" de las comidas que tuvieron.
Eso es importante: comieron hasta "hartarse", y había comida de "sobra", sobras con las que vario cestos fueron "llenos".
Se nos habla de hartura, de abundancia y sobreabundancia.
Ahora veamos el origen de esas cestas "llenas" de lo que "sobra". Esto está interesante.
Todo empieza cuando Jesús y los suyos se encuentran en un despoblado con mucha gente que "no tienen" qué comer (eso se dice en 6, 36 y en 8,1). Destaco la carencia: "no tienen".
Y aún viene algo más destacable: los discípulos "no tienen" de dónde sacar algo de comida (ver 6,37 y 8,4). Al menos eso es lo que ellos dicen: no tienen dinero, no tienen de dónde sacar pan.
Según el modo de mirar las cosas por parte de ellos, la carencia no tiene solución.
Y ahora viene lo realmente importante: Jesús enseña a mirar la realidad de otro modo. Le pide a sus discípulos que "comprueben" la realidad: "Id a ver"(6,38). Para Jesús la cuestión es "ver" (en 8,17 les dirá "¿teniendo ojos no veis?").
Jesús les pide datos concretos: ¿ Cuánto tenéis ? (lo pregunta tanto en 6,38 como en 8,5).
Frente al "no-tenemos" de los discípulos, Jesús les conmina a "ir a ver" y les reclama el "sí-tenemos".
Porque efectiva sí hay: 5 panes y 2 peces la primera vez, y 7 panes la segunda (6,38 y 8,5). Ciertamente, parece una cantidad despreciable como para dar de comer a una multitud, pero ahí está el juego de Jesús.
Jesús regañará a sus discípulos por estar centrados en lo que no tienen: ¿ Por qué comentáis "no tenemos panes" ? (8,17). Les recrimina porque se fijan en la carencia: no tienen comida, no tenemos dinero, no tenemos pan. Y se quedan ahí: como no tenemos no hay nada que hacer.
Jesús enseña a "mirar" lo que sí hay en la realidad y en lo que sí es posible hacer. En ambos casos los discípulos comprueban que hay 7 unidades de alimentos (el siete es señal de plenitud). Con esos siete alimentos, Jesús da de comer a la multitud hasta hartarse, y con las sobras llena varios cestos.
Antes, Jesús se había conmovido al ver la multitud que "no tiene" pastor (carencia), y hace lo posible: hace de pastor, enseñándole muchas cosas (6,34).
Los discípulos habían despreciado lo que sí había, los siete alimentos, como los fariseos desprecian lo que Jesús hace y piden lo que no hay: una acción espectacular (8,12). También se fijan en la carencia.
Así Jesús enseña a afrontar la realidad con una visión más positiva y creativa.
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