Marcos vuelve a presentar los dos mundos paralelos en los que se mueven Jesús y los Doce.
- Los Doce siguen entendiendo el Reinado de Dios (la "gloria" de Jesús, le llaman) a modo de los demás reinos, donde "los reconocidos como jefes tiranizan a los pueblos y los grandes los oprimen". De ahí que los "hijos de Zebedeo" quieran asegurarse los puestos claves a ambos lados de Jesús; y que los demás se indignen, seguramente porque desean lo mismo y ven que esos hermanos se les han adelantado.
- Jesús vuelve a enseñarles lo que ya les había dicho cuando discutían entre ellos quién era el más importante (también justo después de que anunciara su pasión, como aquí): su "gloria" es "servir y dar su vida", y sus discípulos han de hacer los mismo: ser "servidor" y "esclavo de todos" (hay que notar que no sólo a nivel interno, sino "de todos" los seres humanos, igual que Jesús da su vida "por todos").
Jesús dará su vida efectivamente en su pasión y muerte. Irónicamente, en la Crucifixión (el momento álgido de su "gloria") se utilizan los mismos términos que aquí para designar su derecha y su izquierda: donde están los otros crucificados: los puestos "reservados" son para quienes ya había dicho: para que el "toma su cruz" y le siguen.
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