Mateo presenta a Jesús como el iniciador del Reino de Dios. Un largo discurso suyo enseña cómo Reina Dios. Comienza proclamando unas bienaventuranzas, que empiezan y terminan afirmando que de tales "es el Reino de los cielos". Son dos grupos de cuatro bienaventuranzas. El primero anuncia que las víctimas del reino del mal -los empobrecidos, los dañados, los violentados, los explotados- pueden considerarse afortunadas porque Dios va a actuar en su favor (él es el sujeto no nombrado de la acción declarada). El segundo enseña que las personas que actúan como Dios quiere en favor de tales víctimas (los que actúan con misericordia, con transparencia, por la paz, por la justicia), recibirán recompensa de Dios. La octava bienaventuranza se duplica en una novena, en la que se dirige directamente a los oyentes ("vosotros").
B Solemnidad de Todos los Santos Mateo 5,1-12a
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