Mateo se centra en la figura de José -mientras Lucas en la de María-. José es el que asegura la linaje y puede hacer que Jesús sea "hijo de David", como llama el ángel a José.
Pero dado que el niño no es suyo, como señala el texto de diversas maneras por tres veces, es necesario que lo adopte, de ahí el interés del ángel en que le ponga nombre al niño, que es el modo de reconocerlo. El nombre "Jesús" significa salvador, como el mismo ángel explica.
Mateo dice que así se cumple la profecía de Isaías. En realidad, el texto hebreo habla de una joven -no necesariamente virgen-, es la traducción conocida como la de los setenta -usada por el evangelista- la que tradujo el término por "virgen". Originariamente la profecía se refería a un hijo del rey de entonces, Acaz, que aseguraría la dinastía.
La Ley preveía el repudio de la desposada que hubiese roto su fidelidad, como parecía el caso de María. José que no quería ponerla en entredicho, decidió continuar con la boda y practicar el repudio mandado en lo secreto del hogar. Pero tras la intervención de Dios en su sueño a través del ángel, palabra que significa "mensajero", José decidió acoger a su esposa y adoptar al niño, asegurándole la genealogía que Mateo consignó en el párrafo precedente.
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