Nos encontramos con dos textos muy distintos del capítulo 1º de San Juan, pegados bajo la figura de Juan Bautista.
La primera parte (6 al 8) es un trozo del "prólogo" del evangelio, texto que se proclama en Navidad.
Por otro lado, los versos 19 al 28 es un trozo de la narración sobre el comienzo de vida pública de Jesús, en relación a Juan Bautista, que se prolonga hasta el verso 36.
El propósito principal de ambos textos es dejar claro que Juan no es el Mesías esperado: "El no era la luz" dice el prólogo, “Yo
no soy el Mesías” dice el mismo Juan en la narración. Mientras, el mismo Jesús dice de sí "Yo soy la luz del mundo" (Jn 8,12) y que es el Mesías (4,26).
A la vez, el mensaje trata de definir la misión de Juan (¿Quién eres tú?), que es la de introducir la misión de Jesús: "dar testimonio de la luz" según la terminología del prólogo, "alguien que viene detrás de mí" según las palabras del mismo Juan Bautista.
También se remarca la distancia de dignidad que separa a uno de otro: "Hubo un hombre
enviado por Dios" dice el prólogo del Bautista, mientras que en paralelo dice del Mesías "en el principio ya existía la Palabra" (1,1), es decir, un simple humano frente al eterno; "yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias" dice el mismo Bautista, expresión que quiere decir que Juan no puede ocupar el puesto de Jesús (en Dt 25,9 se desata la sandalia a alguien para adquirir los derechos y obligaciones que tiene)
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