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Lucas 24 · 35-48 Para que comprendieran la Escritura - Pascua III B



Es la continuación del relato de los caminantes de Emaús ("lo que les había acontecido en el camino") a su vuelta a Jerusalén, donde estaban reunidos los demás discípulos con Simón.
La presencia de "Jesús en medio de sus discípulo" transmite la paz, presente desde el comienzo del Evangelio: paz en la tierra a los hombres de buena voluntad (2,14)
La reacción de sus discípulos de creerse ante el espíritu de un muerto (un "fantasma" traducen a veces) representa la creencia griega de la supervivencia del alma tras la muerte del cuerpo. Lucas combate esa filosofía y afirma la resurrección de la persona de Jesús: "soy yo en persona"; e insiste particularmente en que no es un "espíritu": "palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos"; hasta le hace comer.
El pescado asado que come (en Jerusalén, donde no hay mar alguno cercano) recuerda la multiplicación de los panes y los peces, es decir, la Eucaristía. Los de Emáus contaron "como reconocieron a Jesús en el partir el pan", y ahora le reconocer al comer el pescado.
A partir del verso 44 sigue un discurso de Jesús donde recuerda que los sucedido estaba anunciado por el Antiguo Testamento ("lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos") dándose así la clave cristiana de lectura de tales libros inspirados:"les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras".
Por último los nombra "testigos" ("mártires" en griego), o sea, los que "en su nombre predicarán la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos"

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