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C Domingo 28º Lucas 17, 11-19 Alabanza y agradecimiento a Jesús

Continuamos el evangelio del domingo anterior por donde lo dejamos.
Lucas nos recuerda que Jesús está en camino a Jerusalén, que comenzó en 9,51 y al que aún un capítulo más. Entonces Jesús no fue acogido en casa de samaritanos durante su viaje.
Ahora se encuentra con una decena de leprosos, que según la Ley eran impuros y debían vivir apartados. No se acercan a Jesús sino le hablan a gritos desde manteniendo la distancia. Le reconocen como Maestro. La petición de piedad usa la expresión con que los judíos se dirigían a Dios.
Jesús les manda a presentarse al sacerdote que tiene que verificar que están curados y declararlos puros, "como si" ya estuviesen curados. Los leprosos muestran una confienza en el poder de Jesús pues le obedecen cuando aún padecen la enfermedad; y quedan sanos mientras van de camino.
Al verse sanos nueve de ellos continúan su camino hacia el sacerdote, para ser declarados puros, mientras que uno abandona a los demás y se vuelve dando gloria a Dios a gritos.
Al llegar a Jesús se postra a sus pies, sin guardar ya distancias, y le da las gracias, reconociendo en él así un mediador de Dios, al menos.
Jesús desvela que el que ha vuelto es un no-judío, precisamente un samaratino, mientras que los demás no le han dado las gracias. La actitud del samaratino hace que obtenga no solo la salud corporal sino también la salvación.

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