En pocos versos Lucas trata dos asuntos importantes.
1º) La fe en Dios. En Lucas "tener fe" significa casi siempre "confiar en", "ser fiel a". Los discípulos desean hacer crecer su fidelidad a Dios; Jesús les responde que bastaría que su lealtad fuera ínfima (como el diminuto grano de mostaza) para que el poder de Dios actuara en ellos (pone un ejemplo estrambótico para llamar la atención: que un arbusto con tantas raíces como la morera -no tanto el sicomoro por el que se suele traducir-, se trasplantase al mar).
2º) El servicio a Dios. Compara la relación con Dios como la de un esclavo con su amo, que existía comúnmente en aquel tiempo en el país de Jesús. El esclavo, tras hacer al regresar de las tareas de la huerta, prepara y sirve la comida para su amo. El amor no le debe nada a cambio, ni el agradecimiento; no tiene derecho de ningún tipo. Pensar o hacer las cosas de otro modo es absurdo en aquel tiempo. Del mismo modo, el creyente ha de cumplir lo mandado por Dios sin esperar nada por su servicio; simplemente es lo que tiene que hacer.
La traducción de "siervos inútiles" no expresa adecuadamente el significado del original. El adjetivo "inútil" viene aclarado en el mismo texto evangélico: "hemos hecho lo que teníamos que hacer". La traducción óptima del adjetivo sería: "siervos a los que no se le debe nada"
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