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Jesús comienza su misión: Mateo 4, 12-23. Domingo 3º del ciclo A

Este texto se compone de dos partes:
- La primera relata el comienzo de la actividad de Jesús.
- La segunda narra las primeras llamadas a discípulos. Este trozo puede ser omitido en la lectura de la misa.
El primer relato parte de la detención de Juan Bautista, que más tarde matará el rey de Galilea, Herodes Antipas.
El evangelista hace un juego con los lugares geográficos: Jesús deja el desierto de Judea, donde fue arrestado Juan, y se traslada a Galilea, donde Juan ha sido llevado a prisión; además deja su pueblo Nazaret en la montaña y se traslada a residir a Cafarnaúm, pueblo de unos mil habitantes a orillas del lago. Luego le da una interpretación desde una profecía de Isaías, jugando con las imágenes de luz y tinieblas: la oscuridad del dominio de los gentiles o paganos (Asiria en tiempos del profeta, Roma en tiempos de Jesús) sobre las tierras de las tribus de Zabulón y Neftalí -donde está Cafarnaúm-, va a terminar con la llegada de una luz, que es Jesús.
Es significativo que las primeras palabras de Jesús repitan exactamente las de Juan Bautista: Jesús brilla sobre la sombra de muerte que se ha cernido sobre el profeta Juan.
En la segunda parte, Jesús llama a dos pares de hermanos, que trabajan para Roma -dueña del lago de Galilea-, para convertirlos en "pescadores de hombres", imagen usada por los profetas para referirse a la acción de Dios con los que obran en contra de sus designios.
El evangelista repite por tres veces que los Zebedeos dejaron la figura patriarcal. Más tarde Jesús va a redefinir las relaciones familiares, justamente desbancando la figura del padre.
Sin embargo hay que evitar las interpretaciones absolutas: en capítulos posteriores veremos a Pedro en casa de su suegra o a los Zebedeos con su madre, lo que relativiza esa separación de sus familias.

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