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El Hijo del dueño: Mateo 21·33-43 - Domingo XXVII - A

Sigue el símbolo de la viña de los dos domingos anteriores.
Sigue el enfrentamiento con las autoridades judías del domingo anterior.
Cuenta la historia de la salvación: cómo Dios envía profetas que son maltratados, y cómo envía a su Hijo que es matado.
Consecuencia: Dios arrendará su viña a otros que den los frutos a su tiempo (alusión al salmo 1). Es decir, se la quita a esta autoridades judías y se la entrega a la naciente Iglesia: un mensaje clarificador de Mateo a su comunidad que tiene fuertes conflictos con los fariseos (entonces los dirigentes judíos, tras la caída del Templo en el año 70).
Al final cambia de símbolo y se va al de la piedra. Conecta así con la reciente "purificación" del Templo realizada por Jesús. El Hijo enviado y matado es la piedra desechada por los arquitectos (las autoridades) pero que ahora es la piedra angular (del nuevo pueblo, la Iglesia), imagen calcada del salmo 118. Esta transformación es obra del Padre, del dueño de la viña

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