La parábola de este domingo usa la misma imagen que la del domingo pasado: el dueño de una viña que manda trabajadores a su viña.
Sin embargo, hemos dado un salto cualitativo dentro del desarrollo del evangelio de Mateo, pasando del capítulo 20 al 21.
En medio de las dos parábolas han sucedido acontecimientos tan importantes como la entrada de Jesús en Jerusalén montado en un pollino y la expulsión de los vendedores del Templo.
Ante esta última acción de Jesús, los dirigentes judíos le reclaman: "¿Con qué autoridad haces esto?". En vez de responder, Jesús les lanza una pregunta relativa al bautismo de Juan, si era de carácter divino o humano.
Justo a continuación viene esta parábola, que en su contexto continúa la denuncia que Jesús hace de los dirigentes judíos y su defensa de Juan Bautista. La clave de la interpretación que el evangelista da a la parábola está en el último versículo que se lee: "Vino Juan a vosotros enseñándoo el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeyron".
Los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo son pues como el hijo que dice al padre que va a trabajar a su viña pero luego no va, pues no han recapacitado ante el mensaje de Juan y de Jesús; en cambio los publicanos y las prostitutas, que son como el hijo que ha contestado negativamente al mandato del padre por la vida que llevan, pero luego sí han ido a trabajar a la viña, pues sí han aceptado el anuncio de Juan y de Jesús, y por tanto han cambiado de vida.
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