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Lo que es justo según el que es bueno Mateo 20,1-16 - Domingo XXV - Ciclo A

Jesús propone una historia enmarcada en dos sentencias iguales: "muchos primeros serán últimos, y últimos, primeros" (19,30 y 20,16). Esa es pues la enseñanza.
La historia compara el reino de Dios a unos jornaleros contratados a distintas horas del día para trabajar en una viña.
El dueño, que reflejaría algo del proceder de Dios, ajusta con los primeros un salario de un denario -la moneda romana básica-, con los segundos "lo que sea justo", mientras que con los posteriores no concreta.
El lector, y los trabajadores, pensarán que "lo justo" para los segundo -que es lo acordado-, sería lo proporcional según el tiempo trabajado al denario ajustado con los que trabajan todo el día. Para los demás trabajadores debemos pensar la misma "justicia".
Pero el dueño de la viña no procede con esa justicia, sino con una "igualitaria", que provoca las quejas de los primeros contratados.  El dueño les responder que ellos han recibido lo estipulado, con lo cual no se les hace ningún daño, y a los demás les ha entregado "lo justo" según el entender de quien se considera "bueno".
En la historia precedente, la que conocemos por la del "joven rico", Jesús declara que el "bueno" es Dios: "¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios" (19,17).
La justicia del que es el Bueno es diferente de la nuestra.
El dueños de la viña a su vez hace ver la actitud que se esconde tras la reacción de los primeros: su envida (literalmente "tu ojo malo", 20,15 b)

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